El árbol o palmera del viajero (Ravenala madagascariensis, según su nombre científico) no es, en realidad, una palmera, sino que pertenece a la familia de las strelitziaceae, cuyo integrante más conocido es la Strelitzia reginae (la flor de pàjaro). Se la conoce como “palma” o “palmera” porque sus hojas, de un color verde oscuro brillante, forman una corona amplia, en forma de abanico, que semeja la copa de esa otra familia de plantas.
En cuanto a la otra parte de su nombre vulgar, se debe a que los viajeros sedientos podían encontrar depósitos de agua en muchas partes de esta planta, como en las flores y en la base de las hojas.
Es originaria de Madagascar, país que se caracteriza por los baobabs, árboles que pueden llegar a alcanzar los 25 metros de altura y más de mil años de edad. A pesar de la fama que tiene los árboles de “El principito”, es esta “palmera” la que, estilizada, adorna el escudo malgache y es el logotipo de la aerolínea de bandera de la isla africana.
Otra curiosidad de esta planta es que los polinizadores no son insectos ni pájaros, sino lémures negros, una especie de primate pequeño que vive en las selvas tropicales de Madagascar. Ellos tienen la fuerza necesaria para separar los rígidos pétalos de las flores de esta planta y así llegar al polen que se encuentra en el interior de cada una.
Con respecto a su cultivo, se la puede plantar en grupos o como un ejemplar solitario y es ideal para los diseños de jardines con estilo tropical. Prefiere los lugares soleados, aunque también se desarrolla bien en semisombra, y hay que preservarla de las heladas. Puede llegar a tener una altura de diez metros y es de crecimiento rápido si está en el clima adecuado. En el verano, produce unas espigas más altas que las hojas, que contienen grandes flores blancas muy vistosas y, posteriormente, semillas de color azul.